San Josemaría quiso regalar una imagen a sus hijos de Yauyos llevado de su intenso amor a la Santísima Virgen María. Si en algo quería que le imitaran sus hijos era en el amor a la Madre de Dios. La imagen tendría como advocación: “Nuestra Señora Madre del Amor hermoso”. Deseaba que tuviera facciones y vestimenta de nuestra gente de la sierra. A petición del fundador del Opus Dei, se mandaron telas y fotos de muchachas jóvenes para que la sintieran más próxima y familiar. La imagen de María Santísima, Madre del Amor Hermoso, sería una lindura.
Escribía Moseñor Agnacio María de Orbegozo: “Supongo que os ha llegado ya, o está por llegar la imagen de la Virgen “Mater Pulchrae dilectionis”. Os han enviado, me dicen unas indicaciones: Ateneos a ellas y usad en todo de nuestro buen criterio. ¡Yo por estos meses, la guardaría en lugar adecuado y al abrigo de las curiosas gentes! Pero allá ustedes.
Fue una prueba más del cariño de predilección con que miraba a las gentes de esos lugares – afirma Monseñor Javier Echevarría- actual Prelado del Opus Dei en una entrevista. Se la encargó a un hijo suyo del Opus Dei, pintor y escultor, que ha trabajado mucho en el terreno del arte sacro. El artista hizo un modelo de barro, siguiendo todas las indicaciones de San Josemaría, que siguió muy de cerca la elaboración. Por ejemplo, quiso que se representara a nuestra Madre con los rasgos típicos de las personas de esos lugares, con el deseo de que las gentes de la Sierra la sintieran muy cercana y acudieran confiadas a su intercesión.
La advocación Madre del Amor Hermoso testimonia lo que principalmente deseaba San Josemaría: que la Santísima Virgen custodie a todos los cristianos, de modo que se santifiquen siguiendo fielmente la llamadas de Dios: formando un hogar cristiano, alegre y luminoso, en el que los cónyuges se amen fielmente entres í y acojan generosamente todos los hijos que el Señor les mande, o en el celibato apostólico, aquellos a los que Dios lleve por este magnífico camino.
Monseñor Ignacio de Orbegozo estaba exultante con el regalo de San Josemaría. Escribía: “¡Me hace muchísima ilusión! Y me hace feliz ver, por vuestras cartas, la que a vosotros os hace. ¡ Mater Pulchrae Dilectionis”! Ya veo el santuario, y todo el bien que haremos, y sobre todo, que hará la Santísima Virgen entre nuestras gentes. Y, mientras tanto, nuestros seminaristas se formarán en el amor a la Señora del Dulce Nombre, María, y ella los acompañará y querrá hacerlos especialmente buenos y fieles, y, porque se formaron a su lado, bajo su protección maternal, bendecirá muy especialmente sus labores y las llenará de frutos permanentes. Si todos los seres vivos necesitan un corazón, ahí lo tendrá puesto nuestra guapa Prelatura”.
En un terreno colindante con el Pre-seminario (Seminario Menor) empezaron las obras las obras de la pequeña Ermita donde colocar la Imagen. La Ermita está conformada por dos paredes de tres metros de alto en declive, techo de teja que se apoya en la pared rectangular del fondo donde se levanta una pilastra para colocar la Imagen. Al frente de ella, un altar para celebrar la Santa Misa. Una verja de hierro impide tocar la Imagen. Monseñor Orbegozo de su mano y tino, recortó, en madera, las letras de la oración que colocó en los dos lados de la pared. La oración pide a la Madre del Amor Hermoso, que vele por la santidad de los matrimonios y el incremento de las vocaciones sacerdotales. Al lado izquierdo de la Ermita se levanta una armoniosa y esbelta torre con ventanas y con una campana en una de ellas, invitando a la oración.
La Imagen aparece ataviada con una túnica adornada con dibujos textiles como llevan la gente de la sierra en las blusas de colores. Dos encantadoras trenzas caen de los hombros ante el pecho. El niño Jesús, sentado en la falda de su Madre, con una manzana en la mano izquierda, bendice, sonriente, con la derecha. Los días de fiesta de la Santísima Virgen María y todos los sábados, se celebraba la Santa Misa y los muchachos del Seminario Menor, todos los sábados por la tarde, rezan el Rosario y cantan la Salve.
El día 25 de noviembre de 1965, se bendijo la Imagen “Madre del Amor Hermoso”. Fue un día grandioso. Los sacerdotes de la Prelatura concelebraron la Misa. Miles de personas acudieron a la bendición y, la Imagen, en una anda adornada de flores, era sostenida por los fieles que felices rezaban y cantaban, llenos de júbilo, a su Madre. Chalanes, tocados con poncho de lino y sombrero de jipijama, abrían la marcha montados en briosos y elegantes caballos de paso. Se rezaba y cantaba y la banda de músicos tocaba lo mejor de su repertorio.
Autor: P. Esteban Puig
Fuente: Conferencia en el Curso Teológico 2007
Bodas de Oro de la Prelatura de Yauyos
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