Un auditorio abarrotado de religiosas de más de 40 congregaciones reflejó la unidad que se vive en nuestra arquidiócesis entre los diversos carismas y su Pastor, el Cardenal Juan Luis Cipriani.
Como parte de la Jornada Mundial de Oración por la Vida Consagrada y en la Fiesta de la Presentación del Señor en el Templo, el lunes 2 de febrero, más de 400 religiosas se congregaron en el auditorio del Colegio Juan XXIII para un encuentro con el Arzobispo de Lima, quien las exhortó a mantenerse fieles a lo que sus fundadoras y fundadores quisieron.
“Sean fieles, vuelvan a leer y releer las constituciones. Y junto a esa fidelidad añado algo muy práctico: Miren a las mayores con respeto, con cariño, con veneración. Han hecho maravillas a lo largo de toda la historia y la seguirán haciendo”, expresó.
Una a una, el Cardenal Juan Luis, iba respondiendo a las preguntas hechas por las propias religiosas, entre ellas las animó a sentirse orgullosas de ser inscritas como mujeres en la Iglesia y en los planes de Dios.
“En la historia de la salvación el rol de la mujer está en el centro mismo, son ustedes porque son María, consagradas, son ustedes las que traen a Jesús. Estén muy felices de lo que Dios ha querido para la mujer en la historia de la salvación”, dijo.
Algunas comunidades también tuvieron la oportunidad de presentar algunos cánticos y oraciones que reflejaban su carisma.
En otro momento, el Arzobispo de Lima comentó que las críticas y las murmuraciones al interior de la comunidad solo destruyen la unidad.
“Si tienes que decir algo haz la corrección fraterna, conversa con esa hermana tuya de manera delicada. Mírate un poco cuando estés de mal humor y acércate a la confesión. Mi única preocupación es la unidad. Tengan cara alegre porque el corazón lo tienen alegre. Eso no se arregla con música, se arregla con la oración y la unidad”, reflexionó.
Mencionó también que mucha gente espera una palabra o un gesto de aquella religiosa para seguir adelante. Por eso, es importante ir a las periferias donde hay gente sufriendo, hogares rotos, jóvenes desconcertados, situaciones familiares complicadas, para sembrar paz y alegría.
“Las que trabajan en un hospital, en un colegio, en una parroquia. Cualquier gesto de ustedes ayuda mucho a los demás. Den ese testimonio de comunión, salúdense, sonríanse y quiéranse”, afirmó.
“Y ustedes que trabajan cerca de un sacerdote ayúdenlos, cuídenlos, apóyenlos. Aquella religiosa puede ser ese ángel custodio. Dale ánimo y aliento. Hay una medicina que solo tienen ustedes, religiosas, y es la alegría, siempre con vitalidad e ilusión”, añadió.
Finalmente les agradeció por todo lo que hacen en la arquidiócesis, en el Perú y en el mundo entero. “Te necesito dándome una mano, en tu parroquia, en tu comunidad, en el colegio, en el cerro, en esa limitación física, ahí. Cuando te das cuenta que eres para los demás el testimonio sale solo”, refirió.
“No estés pendiente de ti y tus cosas, sino de los demás, ve la manera de no estar encerrada. Siempre en comunidad, unidas en el Sagrario, obediencia, respeto por las mayores, respeto por las normas que todas conocen. Convénzanse que el Cardenal les ha dicho que son buenísimas, Dios está muy contento”, finalizó.
En el encuentro estuvieron presentes los obispos auxiliares de Lima, Monseñor Adriano Tomasi, OFM, y Monseñor Raúl Chau; así como el Padre José Tamínez, Vicario Episcopal de Religiosos.
Al finalizar el encuentro todas las religiosas de vida activa tuvieron la oportunidad de compartir entre ellas y con su Padre y Pastor.
http://www.arzobispadodelima.org/
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