“El
Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor;
El Señor se fije en ti y te conceda la paz. Así invocarán mi nombre sobre los
israelitas y yo los bendeciré.” (Núm 6, 15-27)
Invocar
a Dios, al comenzar el año, es una necesidad del creyente, de quien sabe que
todo está en las manos de quien es el Creador, el Redentor, el Santificador.
Que
Dios te bendiga
En
los momentos más significativos de la vida, se pide la bendición de los padres.
El pueblo de Israel nació de la bendición de Isaac a su hijo Jacob. En la vida
Monástica, el abad o la abadesa dan su bendición a los monjes y monjas cuando
van a emprender un viaje. En el comienzo del curso, de una activad importante,
se solicita la mirada benévola del Señor, y que se muestre favorable. Hoy
pedimos la más generosa bendición de quien sabemos nos ama y nos ha concedido el
don de la vida por amor y para amar.
Te
proteja
Sentir
la mano protectora del Señor da descanso. En la oración de completas de los días
festivos, se reza: “Que tus ángeles nos guarden en paz”. Hoy es un deseo
ferviente, cuando el año comienza su carrera, que nos acompañe la certeza de la
mirada protectora del Señor.
Ilumine
su rostro sobre ti
Contemplar
el rostro de Dios no es tener una visión extraordinaria, sino sabernos en su
presencia, vivir conscientemente abrazados por su mirada entrañable. A quienes
saben caminar baja la luz de esta mirada les acompaña siempre la confianza,
porque nunca se sienten solos. La luz del rostro de Dios es refleja, los que la
contemplan la descubre en la realidad, en los acontecimientos y en el
prójimo.
Te
conceda su favor
Contar
con el favor de Dios, es contar con su gracia, con el don del Espíritu Santo, Él
derrama sus dones para bien común. Nada se recibe para provecho propio, sino
para edificación del Cuerpo de Cristo, para colaborar con el plan de Dios, de
llevar a todos a la salvación. Los favores que se reciben del Señor llevan
dentro la exigencia de compartirlos, de la solidaridad amorosa a través de
gestos de amor y de caridad.
Se
fije en ti
De
la mirada del Señor sobre cada uno depende el sentimiento de su llamada, la
experiencia reconciliadora, la atracción irresistible del seguimiento. Nuestro
camino se hace muy difícil si no nos vemos detrás de Él. En cambio, si somos
conscientes de que nos precede, todo se puede sufrir. La mayor bendición es
haber descubierto la llamada de Dios y seguirla.
Te
de la paz
Es
el deseo más significativo. Paz con Dios, paz interior, paz social, paz en las
familias y en las comunidades. Por la paz se reconoce el sendero de la voluntad
divina. Los ángeles, en la noche santa, cantaron: “Gloria Dios en el cielo y en
la tierra paz a los hombres a los que tanto ama el Señor”.
Feliz año nuevo, año
del Señor, 2012
Año de la fe, año de
ser testigos, de acreditar nuestra pertenencia, de ser evangelio y
evangelización, para que todos conozcan el amor inmenso de Dios a la
humanidad.
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