VATICANO, (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Benedicto XVI explicó esta mañana que los católicos, especialmente los sacerdotes que sirven directamente a la Santa Sede, deben ser siempre fieles a la Iglesia y al Sucesor de Pedro ya que colaboran con él en su misión.
Así lo indicó esta mañana el Santo Padre ante los miembros de la Pontificia Academia Eclesiástica poco antes de concluir el curso de esta institución y antes de que quienes se preparan allí partan a las Representaciones Pontificias esparcidas por el mundo.
Benedicto XVI dijo que "el Papa cuenta con vosotros, para ayudarle en el desarrollo de su ministerio universal. Os invito a no tener temor, preparándoos con diligencia y seriedad a la misión que os espera, confiando en la fidelidad de Aquél que desde siempre os conoce y os ha llamado a la comunión con su Hijo Jesucristo".
"La fidelidad de Dios es la clave y la fuente de nuestra fidelidad. Hoy quisiera llamar vuestra atención precisamente sobre esta virtud, que expresa muy bien el vínculo especial entre el Papa y sus directos colaboradores, tanto en la Curia Romana como en las Representaciones Pontificias: un vínculo que para muchos tiene su raíz en el carácter sacerdotal del que están investidos, y se especifica después en la peculiar misión confiada a cada uno en el servicio al Sucesor de Pedro".
El Papa explicó luego que "en el contexto bíblico, la fidelidad es sobre todo un atributo divino: Dios se nos da a conocer como Aquél que es fiel para siempre a la alianza que ha establecido con su pueblo, no obstante la infidelidad de éste. En su fidelidad, Dios garantiza el cumplimiento de su plan de amor, y por esto es también digno de fe y veraz. Es esta actitud divina la que crea en el hombre la posibilidad de ser, a su vez, fiel".
"Aplicada al hombre, la virtud de la fidelidad está profundamente unida al don sobrenatural de la fe, llegando a ser expresión de la solidez que caracteriza a quien ha puesto en Dios el fundamento de toda su vida. En la fe encontramos de hecho la única garantía de nuestra estabilidad, y sólo a partir de ella podemos también nosotros ser verdaderamente fieles: en primer lugar con respecto a Dios, después hacia su familia, la Iglesia, que es madre y maestra, y en ella a nuestra vocación, a la historia en la que el Señor nos ha injertado".
Por ello el Papa alentó a "vivir el vínculo personal con el Vicario de Cristo como parte de vuestra espiritualidad. Se trata, ciertamente, de un elemento característico de todo católico, y más aún de todo sacerdote. Sin embargo, para los que trabajan en la Santa Sede adquiere un carácter particular, desde el momento que ellos ponen al servicio del Sucesor de Pedro buena parte de sus propias energías, su tiempo y su ministerio cotidiano".
El Papa resaltó que "se trata de una grave responsabilidad, pero también de un don especial, que con el tiempo va desarrollando un vínculo afectivo con el Papa, de confianza interior, un idem sentire natural, que se expresa justamente con la palabra ‘fidelidad’".
El Santo Padre dijo además que esa fidelidad también debe darse en aquellos lugares adonde son enviados, ya que la labor de los representantes pontificios es "una preciosa ayuda para el ministerio petrino".
De esta forma, continuó, "animaréis y estimularéis también a las Iglesias particulares a crecer en fidelidad al Romano Pontífice, y a encontrar en el principio de comunión con la Iglesia universal una orientación segura para su propia peregrinación en la historia".
"Y, no por último, ayudaréis al Sucesor de Pedro a ser fiel a la misión recibida de Cristo, permitiéndole conocer más de cerca la grey que se le ha confiado y hacerse presente en ella por medio de su palabra, su cercanía y su afecto".
"Pienso – prosiguió– en este momento con gratitud en la ayuda que recibo cotidianamente de muchos colaboradores de la Curia Romana y de las Representaciones Pontificias, como también en el apoyo que me llega de laoración de innumerables hermanos y hermanas de todo el mundo".
Para concluir el Papa Benedicto XVI afirmó que "en la medida en que seáis fieles, seréis también dignos de fe. Sabemos por otra parte que la fidelidad que se vive en la Iglesia y en la Santa Sede no es una lealtad ‘ciega’, porque está iluminada por la fe en Aquél que ha dicho: ‘Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia’".
"Comprometámonos todos -exhortó finalmente- en este camino, para que un día escuchemos las palabras de la parábola evangélica dirigidas a nosotros: ‘Siervo bueno y fiel, entra en el gozo de tu señor’".
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